lunes, 11 de septiembre de 2017

Fidelidad

Desde que soy "adjunta" he tenido muchas ganas de escribir, pero vaya, supongo que no lo suficiente como para transformarlo en un hecho, hasta hoy.

Tener pacientes a tu cargo en una planta, mirar a los ojos a una persona que tiene un diagnóstico de Trastorno Mental Grave... y ya no eres una residente... vaya intensidad.

Desde el principio la práctica a puesto a prueba mis ideas. Pacientes que no quieren medicarse y que no van a medicarse una vez pongan el pie fuera de la planta. Pacientes que se les lleva a urgencias ante el mínimo no, o el mínimo enfado, solo porque tienen un antecedente.  Pacientes que quieren vivir por su cuenta y la familia "no lo ve claro".

Utilizo la palabra "pacientes" porque es el contexto en el que les he conocido, pero en realidad solo son otro tu u otro yo.

De momento voy resistiendo, creo. Comprometida con no hacer daño, comprometida con no etiquetar a las personas y facilitarles en la medida de mis posibilidades estar mejor.

Ser psiquiatra me queda lejos, muy lejos, da igual que ya haya terminado la residencia. Apenas estoy empezando a aprender.


No hay comentarios:

Publicar un comentario